Ayer estuve por encima del pequeño pueblo de La Muela, cerca de Algodonales. Ya había llevado allí algunas colonias de abejas en primavera, porque sospechaba que sufrían un virus. Este virus hace temblar a las abejas y mata a las más viejas. Como apicultor se ven abejas negras temblando y un montón de abejas muertas delante de la entrada.

Así que en primavera llevé 3 colmenas a este lugar para que no pudieran infectar otras colmenas. Al principio estaba lleno de esperanza porque las abejas parecían ir mejor aquí. Casi no vi abejas muertas en el suelo y las colonias se estaban desarrollando muy bien. Era muy positivo y pensaba que habíamos vencido al virus por ahora. Pero con el tiempo fresco y lluvioso, las abejas se retiraron a sus colmenas. El virus latente fue capaz de propagarse bien entre los cuerpos densamente empaquetados. Ya a finales de noviembre vi las primeras abejas muertas. Una colonia en particular estaba muy afectada y pude ver claramente que era más débil que las otras dos.

Me entristeció saber ayer que esta colonia no lo consiguió. La cantidad de abejas muertas era aterradora y, como hay poca cría en esta época del año, la colonia se estaba debilitando cada vez más. Por dentro no tenía mejor aspecto. Sólo quedaban unas 100 abejas, demasiado pocas para sobrevivir.

Aunque sé que no puedo hacer nada contra este virus, ya que no hay tratamientos aprobados, es difícil ver a los animales así. Ahora sólo espero que las otras colonias lo consigan en los próximos meses y que se desarrollen tan bien en primavera que puedan vencer al virus.

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