Las abejas en principio pican para defender su hogar, es decir cuando nos acercamos a las colmenas y no cuando están pecoreando en las flores. Una picadura de abeja puede ser bastante dolorosa, porque la abeja inyecta un veneno especial en el cuerpo, la apitoxina. La composición del veneno es exclusiva de la abeja melífera. En algunas personas puede provocar una reacción alérgica grave, pero en la mayoría de ellas simplemente provoca una irritación seguida de hinchazón y enrojecimiento.

La pobre abeja muere cuando nos pica. Su aguijón tiene pequeñas púas que se clavan en nuestra piel. Cuando la abeja sale volando, el aguijón con el saco de veneno es arrancado de su cuerpo.

El aparato de la picadura sigue pulsando incluso sin el cuerpo de la abeja y continúa introduciendo el veneno en nuestro cuerpo. Por eso es importante retirar el aguijón inmediatamente.

Biológicamente, este tipo de mecanismo de defensa es muy extremo, ya que el individuo muere para defender a toda la colonia. Al mismo tiempo, nos muestra cómo funciona la colonia de abejas. Lo importante no es el individuo, sino toda la colmena y su supervivencia. 

En mi caso, por cierto, el cuerpo se acostumbró poco a poco a las picaduras. Al principio, el lugar de la picadura se hinchaba mucho, a veces todo el antebrazo era grueso, desde la mano hasta el codo. O como se ve en la foto, la mitad de mi cara.

Ahora, por supuesto, noto cuando me pican, pero incluso cuando me quito el traje de apicultor, ya no veo ninguna rojez.