Hay 20.000 especies diferentes de abejas en todo el mundo. En España existen unas 1200 especies y seguramente algunas más que aún no conocemos (hace pocos meses se encontró una nueva especie en el parque national de Doñana).

Aunque algunas especies viven de forma social, como las abejas de la miel y los abejorros, cerca del 90% de las especies pasan su vida en solitario. Para todas ellas es importante encontrar suficientes flores para alimentarse y alimentar a sus larvas y anidar en un lugar protegido.

¿Dónde están todas estas abejas? ¿Cuántos de ustedes han visto una abeja solitaria? Seguro que todo el mundo lo ha hecho, pero puede que no los haya reconocido.

Tomé estas foto en mi jardín en Montequinto, una pequeña abeja, tal vez una especie de Andrena, durmiendo en una flor. Por cierto, el vecino ya me ha dicho que tengo que cortar el césped para que no crezcan esas malas hierbas por todas partes. Pero son precisamente las hierbas «malas» las que proporcionan alimento a las abejas. Un césped verde, en cambio, es como un desierto para ellas.

La familia Andrena incluye unas 1500 especies en todo el mundo. La mayoría anida en suelos arenosos, a menudo al abrigo de arbustos. Sólo las hembras construyen el nido y recogen el néctar y el polen para las larvas. Por ello, los machos suelen dormir en las flores, porque no tienen otro hogar.

Muchas de las especies de Andrena tienen patas traseras muy gruesas, por lo que pueden recoger y transportar muy bien el polen. El año pasado pude fotografiar una abeja Andrena en esta flor. Se parece a la abeja de la miel, pero tiene mucho más pelo en las patas traseras y es un poco más clara. Quizá sea Andrena flavipes, pero tampoco sé la especie exacta, porque hay muchas y no todas son fáciles de identificar.

Ya he compartido esta foto con ustedes, pero muestra maravillosamente cómo una pequeña abeja Andrena va a su nido en el suelo. Sus patas están llenas con polen para las larvas.

Para proteger y ayudar a estas especies de abejas, necesitan muchas flores y lugares de anidación protegidos. Esto significa que el suelo no debe ser labrado con grandes máquinas y no debe ser rociado con fitosanitarios. En muchas zonas agrícolas se ha perdido el hábitat, pero podemos ayudar a las abejas en nuestros propios jardines. Y, por supuesto, compra productos que se hayan producido de forma que protejan el suelo.

¿Te ha gustado el artículo?

Descubre nuestros productos y mieles artesanales

¿He despertado tu interés?

Aquí encontrarás más publicaciones actuales.