Hace unas semanas, viajaba en furgo por la provincia de Málaga y pasé la noche en un pequeño bosque. Por la mañana, mientras paseaba a mi perro, oí de repente un fuerte zumbido. Mi primer pensamiento: un enjambre de abejas ha volado escapando de un apicultor y ahora está posado en un árbol. Pero cuando me acerqué al zumbido, no pude ver ningún enjambre. En su lugar vi unas 10 coníferas llenas de abejas.

Cedra de Libanon

¿Qué estaba pasando aquí? Las coníferas no tienen flores que den néctar y, además, vi a todas las abejas corriendo sobre las propias agujas. Ya tenía una intuición de lo que pasaba, así que me puse a buscar el origen de esta atracción de abejas.

Primero quise averiguar de qué especie de árbol se trataba, ya que tenía claro que no era una especie autóctona. Con la aplicación Plantnet fue fácil, se trata del cedro del Líbano (Cedrus libani). Pero, ¿por qué este árbol atrae a las abejas en tan gran número?

Me acerqué a un árbol para observar más de cerca las ramas y las agujas. Me asombró ver que todo el suelo estaba pegajoso bajo las ramas y que las abejas también volaban por allí. Estaba claro que de este árbol goteaba una sustancia dulce y pegajosa. ¿Pero de dónde? ¿Del propio árbol? ¿O era otra cosa?

Ahora miré las ramas muy de cerca. Y ¡he aquí! Mis sospechas se confirmaron: las ramas estaban cubiertas de miles de diminutos pulgones. Los pulgones chupan la savia del árbol, que contiene una alta concentración de azúcar. Sólo una fracción es absorbida por el pulgón, el exceso es excretado. A las abejas les encanta este líquido pegajoso y dulce y lo absorben con avidez. De vuelta a la colmena, se convierte en la intensa y deliciosa miel del bosque.

Para los que ahora estén asqueados, puedo advertirles. Los pulgones tienen un tracto digestivo completamente diferente al de los humanos y el líquido es más parecido a la savia filtrada de los árboles, llamado mielato.

Este tipo de miel de bosque no se suele encontrar en España porque las coníferas españolas albergan otro tipo de pulgones, que o bien no se suelen haber en cantidades tan grandes o bien no vuelven a excretar cantidades tan grandes de azúcar. Sin embargo, en España también existe la miel de bosque, que tampoco procede de las flores, sino del mielato. Pero esa es otra historia, que os explicaré mejor la próxima vez.

¿Te ha gustado el artículo?

Descubre nuestros productos y mieles artesanales

¿He despertado tu interés?

Aquí encontrarás más publicaciones actuales.