Octubre es uno de los meses más duros físicamente para mí, porque es cuando recogemos las aceitunas. Debido a la pendiente de la finca, lo recogemos todo a mano. Como es tradición, se colocan grandes redes bajo los árboles y con pequeños rastrillos y largas varas se tiran las aceitunas de los árboles. Luego metemos las aceitunas en sacos y las llevamos a un molino del pueblo vecino.

Al igual que el año pasado, empezamos a recoger en octubre, cuando las aceitunas aún están bastante verdes. El aceite de oliva de la cosecha temprana tiene un sabor fresco y es de gran calidad. Los estudios han demostrado su mayor contenido en polifenilos, micronutrientes presentes en las plantas que actúan como antioxidantes naturales.

Te preguntarás, si este aceite de oliva es más sano y de mejor sabor, ¿por qué no se cosecha temprano siempre? Dos razones: las aceitunas verdes dan menos aceite y son más difíciles de recoger del árbol. Mis vecinos nos critican por cosechar tan pronto y el molino de la cooperativa aún no está abierto. Por eso llevamos las aceitunas a una almazara privada, cuyo propietario ha reconocido que un aceite de oliva de alta calidad también depende del momento de la recolección.

Sin embargo, este año es diferente al anterior. A gran escala, los olivos no han sido polinizados adecuadamente debido a las desfavorables condiciones meteorológicas de la primavera.  El verano caluroso y seco ha sido difícil para los árboles, por lo que en los árboles que tienen aceitunas, muchas ya están madurando y cayendo. Un mes entero antes.

La semana que viene empezaremos a recoger las aceitunas. Es un momento emocionante, aunque sea duro. ¿Cuántos kilos cosecharemos? ¿Y qué sabor tendrá el aceite de este año? Supongo que será más suave que el del año pasado, pero más afrutado. Una cosa es segura: ¡no puedo esperar a probarlo!