Todos los años millones de abejas llevan a cabo un misterioso comportamiento natural, abandonan en grupo la colmena y se lanzan a un mundo desconocido en busca de un nuevo hogar. Dejan atrás una colmena con horas de trabajo, llena de reservas de miel, polen y crías, dejando a la otra mitad de la colonia en situación de orfandad.
Se trata de un sacrificio en el que la reina seguida de numerosas obreras y soldados toma la decisión de poner en marcha este mágico fenómeno. Las abejas abandonadas y huérfanas dedican sus esfuerzos a la cría de una nueva reina, nutriendo ciertas larvas con un superalimento: Jalea real. Este prodigioso sacrificio de la naturaleza, con el que las abejas ponen en marcha un procedimiento para perpetuar la especie, es para la mayoría de los apicultores una amenaza ya que la población de la colmena originaria se ve temporalmente debilitada. Para nosotros sin embargo la temporada de enjambres constituía una gran oportunidad y de hecho supuso aumentar nuestro colmenar con cinco colonias más que rescatamos de los más pintorescos lugares.
Cuando compramos nuestras primeras colmenas, en la misma tienda tuvimos la suerte de encontrarnos con un veterano y amable apicultor: Manuel. Desde el primer momento estuvo dispuesto a compartir con nosotros su experiencia y conocimientos. Nos facilitó su teléfono y nos informó de que se acercaba la época de enjambres: una buena manera de llenar las colmenas que habéis comprado y empezar con el arte de cuidar abejas. Gracias a él en tres ocasiones nos convertimos en rescatadores de abejas en varios municipios sevillanos, encontrándonos las abejas en ramas de árboles, macetas de patios interiores e incluso en un balcón del barrio sevillano de Triana, casi en el mismo centro de la ciudad.
Otro enjambre tuvo un origen diferente no fuimos rescatadores sino que colocamos una colmena vacía en el jardín de la casa de mis suegros. Aunque no viven en el bosque, ni en el campo sino en una urbanización en el barro periférico de Montequinto funcionó. Colocamos una colmena horizontal, fabricada con madera por mi padre siguiendo planos obtenidos en internet, véase fotografía abajo, con un pequeño truco que nos enseñó Manuel: algunos olorosos fragmentos de viejos panales. Esperamos y ¡Dos días después un enjambre se había metido en la colmena! ¡Vaya éxito!
Si ves algún enjambre, tranquil@ no tengas miedo no es peligroso y llamanos!
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